domingo, 10 de junio de 2012


No tengo todo  calculado
ni mi vida resuelta
Solo tengo una sonrisa
y espero una devuelta

martes, 5 de junio de 2012

lunes, 4 de junio de 2012

En inglés, ser y estar se dice igual: to be.
¿Pero es lo mismo ser que estar?
¿Estar consciente es lo mismo que ser consciente? ¿Es lo mismo ser engañado que estar engañado? ¿Estar loco, es lo mismo que ser loco? ¿Estar despierto, es lo mismo que ser despierto? ¿Estar aburrido, es lo mismo que ser aburrido? ¿Es lo mismo ser seguro o inseguro, que estar seguro o inseguro?
Uno quiere ser. Quiere ser el amor de alguien, el sueño de alguien, ser alguien en la vida de esa persona que ama.
Ese deseo de ser, nos puede confundir y no dejarnos ver que no somos, sino que estamos, transitoriamente, en la vida de alguien. 
Ser con alguien es muy diferente a estar con alguien. Por eso ser o estar, no pueden ser lo mismo.


Cuando amamos, intentamos llamar la atención del otro de cualquier manera. Pero por lo general, lo que nos puede conducir al corazón del otro es algo insospechado, misterioso. 
El corazón es un órgano complejo, muy sensible. Tiene razones que la razón desconoce.
El corazón es muy poco previsible, lo que a unos enamora, a otros los desenamora.
Pero a veces, de pronto, sin buscarlo, sin saber por qué ni cómo; encontramos ese lazo de plata que conduce al corazón del otro. Ese lazo, que ni él o ella misma sabe que es.
¿Pero qué es ese lazo de plata que conduce al corazón de las personas?
¿Por qué para algunos funciona el amor a primera vista, y otros nunca lo ven?
No hay claves ni estrategias que valgan, porque ese lazo que lleva al corazón del ser amado, es un misterio.
Nadie puede explicar por qué ama, ni por qué es amado
Algunos aman porque son amados. Otros, son amados porque aman. 
Hay corazones precavidos, reacios a dejarse amar.
La única certeza es que cuando encontramos el lazo de plata que lleva al corazón del otro, es para siempre.

Señores, bienvenidos al mundo real.
Este es el mundo con el que les toca lidiar.
Y sí, no es fácil la cosa, pero ustedes no están solos, ni perdidos, ni vacíos. Recursos les sobran. Tienen que cruzar el muro, y para hacerlo cuentan con la llave que abre todas las puerta: la llave maestra.
Es esa llave que nos hace llorar cuando nos olvidamos que una vez amamos a alguien, no existe más la soledad. La llave maestra es esa capaz de abrir el candado más cerrado, de despertar hasta el corazón más dormido.
Es una llave que va a girar una y otra vez, hasta abrir el candado. Es la llave de los milagros y la que abre las puertas a la fe, el grillete de las cadenas que nonos dejan caminar.
Es una llave que nos vuelve osados, audaces. Nos abre la puerta a la rebeldía. Es capaz de abrir la celda de la pasión más segura... o una puerta a otra dimensión.
Esa llave maestra, ustedes la conocen, y la tienen. Esa llave maestra, que abre todas las puertas, es el amor.
No hay puerta que no se pueda abrir, ni cerradura que se resista a la llave maestra. Todo lo que necesitas es amor, decían los Beatles. Tan simple y tan complejo como eso.
Falta mucho amor en este mundo. Están matando la vida, la verdadera vida. Y la única esperanza, son ustedes. La única arma con que cuentan, es el amor. Sean fuertes en su amor y serán poderosos.
Todo lo que se necesita es amor... y claro, un poquito de esperanza.

¿Cuál es el problema de la felicidad? La obsesión que tenemos con alcanzarla. 
Esta obsesión nos hace vivir amargados por eso que nos falta, eso que no tenemos, eso que de tenerlo nos haría "felices". Vivimos en las puertas del paraíso, siempre ahí, a punto de entrar, a punto de llegar. Siempre golpeando las puertas del cielo, tratando de recuperar ese paraíso perdido, queriendo alcanzar la felicidad. 
El cielo, el paraíso, la supuesta felicidad significan que NADIE falte. Pero en verdad, es ese algo que nos falta lo que nos mantiene vivos. La felicidad no es tenerlo todo, la felicidad son esos momentitos, fugaces, chubasquitos de éxtasis que encontramos de cuando en cuando, mientras buscamos ese "algo" que nos falta.
La amargura de buscar la felicidad y no encontrarla, de estar en las puertas del paraíso y no poder entrar, nos hace perder de la fiesta. De la fiesta de estar vivos.

domingo, 3 de junio de 2012



¿Puede mi infierno ser mucho más fiel que tu cielo?
¿Puede un momento amargo ser tan dulce consuelo?
¿Puede un silencio ser mucho más duro que el cemento?
¿Pueden las letras ser más sencillas?
¿Puede un La menor sonar por Do?
¿Puede una canción sacar de vos lo que brilla?
¿Puede una sola frase llenarte el corazón?
Piensa que si fuese perfecta, ¿Qué merito tendría haber ganado tu amor? Y sé muy bien que tengo mis defectos, pero ya los tenía cuando entre a tu corazón. Ahora que lo pienso, hubo noches en las que nada de esto parecía un error. Y creo que tu estabas en mis brazos, y si mal no recuerdo, me dijiste que me amabas como soy.
NO ME PIDAS QUE VUELVA A TUS PIES.
No te preocupes que ya no te buscaré, sigue tu vida que la mía estará bien. Ya yo no caigo en este juego más, entiende que mis ojos ya no quieren llorar más.
Si fue tuyo el error, no hubieses actuado así.
Amo a otro así es la vida, y eso el mundo lo sabía. Estoy muy convencida, usted sería el mejor partido, pero nadie elije a quien querer. Por eso es que yo quisiera amarlo como usted se lo merece y no puedo, aunque quiero, no me sale del pecho lo intento y me freno. Y la cobardía por no herirlo me mantuvo en silencio, hoy confieso llevo años fingiendo. ¿Cómo inventarle sentimientos que en alma no han nacido y qué le digo al corazón? Perdón pero en verdad aquellas lágrimas que vio no eran de alergia es depresión. Sé bien que usted me ha dado el paraíso pero él en su infierno me enamoró.
Aún tus huellas viven en mi cuerpo, yo te llevo dentro.

No voy a llorar.

No voy a llorar.